Comprar nos hace felices... no se sabe en qué medida exactamente pero es innegable que la acción de comprar nos cambia el estado de ánimo.
La forma de pago... eso ya es otra cosa.
Una de las formas de pagar nuestras compras más usada, es a través de tarjeta de crédito. Es por medio de un plástico que le decimos a un negocio que el importe de eso que compramos sea cargado a nuestra cuenta. Veamos...
El banco o empresa que expide dicha tarjeta toma nuestra deuda... ya no le debemos a Soriana, ahora le debemos a un banco. Éste le paga a Soriana y después nos cobra a nosotros. Por lo que hace a las tarjetas de crédito, el banco obtiene ganancias del negocio (Soriana) y de los tarjetahabientes a través de comisiones, membresías, intereses y todo lo que se le ocurra.
Una conducta muy peculiar en algunos usuarios de tarjetas es mantener siempre las tarjetas al tope, es decir, les deben todo. pagan lo que van pudiendo, principalmente los minimos. Lo nocivo de esto es que cuando logran disminuir su deuda en la tarjeta, ese diferencial entre el saldo y el límite del crédito, lo ven como dinero disponible a favor. Y van y consumen otra vez. De esta manera que podría parecer inofensiva, el usuario siempre está endeudado y como siempre mantiene saldo a cargo, cada mes paga una cuota de intereses por esa deuda.
Lo peor que puede pasar es acostumbrarse a tener un desembolso constante por concepto de intereses. Eso disminuye la capacidad de ahorrar, de acrecentar el patrimonio o de realizar actividades que en verdad mejoren la calidad de vida.
L.C. Andrés Tapia Miranda
Asesor contable fiscal
lctapiamiranda@gmail.com
5511997678
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